

Libélula tornasolada, verdes, azules, dorados colores la adornan. Disfruta revoloteando y mostrándose ante nuestros ojos como un prodigio de delicadeza y elegancia. Cazadora incansable, nos libera de moscas, mosquitos, tábanos, algunos bastante más grandes que ella.

Esta "cosita" es una larva de
Lucanus cervus. Si, el negro y brillante ciervo volante que de chiquitín es blandito pero ya se le aprecian unas fuertes mandíbulas.
Lo encontramos enterrado debajo de los hibiscos. Se alimenta de madera en descomposición.


Esta oruga sin nombre, tendré que investigar...podría ser una artista del circo de los insectos.
Sus atrevidos colores, su especie de cola, su equilibrio perfecto la hacen un bicho especial.

Y por último el caracolín más delicado y sencillo. Con sus pausados movimientos parece que no quiere molestar a nadie. Pero nos deja grabado el halo de su belleza.
2 comentarios:
Lo de la libélula fue genial :) Quedaron genial las fotos
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