A casi todos nos gusta el sol, la playa, las olas, el calor del verano... pero eso supone temperaturas agobiantes; arena que se mete en todos los resquicios: ojos, orejas, pelo, libros, bajos de los pantalones...; las olas son más simpáticas siempre y cuando no seas de los que nada con el periscopio fuera y las gafas puestas. ¿ Por qué no disfrutar de la playa desde una atalaya de hierba? Sentirás el ruido de las olas; la espuma te salpicará y el olor del yodo te acercará a esos fondos marinos llenos de vida. Es invierno y la playa está desierta, no hay gritos de niños, ni de madres; la soledad te deja apreciar los más pequeños detalles, el tiempo se detiene y la naturaleza es "reina por un día". El invierno también es una estación que nos brinda momentos inolvidables. ( la foto es de mi hija M.)
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