martes, 27 de mayo de 2008

Librería Oriente y Occidente


¿ hay alguién que viendo esta foto se atreva a decir que los libros desaparecerán?.
Es obvio que soy una adicta a las nuevas tecnologías, de lo contrario no estaría tecleando como una loca, robando horas al sueño, al trabajo y a los platos por fregar.
Pero ante todo amo los libros, desde mi tierna y lejana infancia, cuando iba a la biblióteca pública con la bolsa de la compra de mi madre y el bibliotecario me la llenaba para que tuviese, por lo menos para una semana, pues estaba harto de verme allí cada dos días.
Una de mis hijas tomó teta más de seis meses y esos ratos de total quietud los aprovechaba para ir leyendo lo que luego durante el resto del día ya no podría hacer; así cayó Delibes, Saramago, García Márquez, "la casa de los espíritus", poesías y teatro. Soy consciente que muchas veces se me olvidaba la cría que se dormía plácidamente mientras yo seguía enfrascada en la historia.
No viajamos mucho, pero en cada viaje hay una visita a una librería; hace años en Ávila lo pasamos genial con el librero, hablando de lo humano y de lo divino.
Cuando llegamos a Montevideo lo primero que nos dijo nuestra hija fue ¡ vaya librerías que hay!!!! y en cuanto pudimos allá nos presentamos. Aunque no compres nada ¡el placer de estar rodeado de libros es inexplicable!!!. En ésta, puedes sentarte en los sillones a hojear los tomos polvorientos que acabas de bajar de las estanterías, "América pintoresca", "Antología surrealista"," Toulouse Lautrec"( en italiano), los grabados deliciosos de "La tierra y el hombre" de 1887. Las yemas de los dedos se quedan grises, la nariz te pica, puede que hasta estornudes, pero sales de allí feliz, después de haber manoseado tantas maravillas.
Creo que la foto refleja bien el ambiente cálido, el dueño no sale en la foto pero es un señor muy amable que me permitió hacer esta foto.

3 comentarios:

MaríaT dijo...

Genial el color de la foto y un gusto descubrir esos rincones con vosotros. La verdad es que habéis contagiado bien ese gustín por los libros, librerías y libreros.
Besooooos

La oveja magenta dijo...

No quiero caer en el romanticismo facilón, pero, ¡cómo echo de menos las librerías de antes! Esas en las que, aunque no tengas un duro en el bolsillo -tal en mis caso desde hace semanas-, puedes tranquilamente sentarte en un sillón y pasar horas hojeando, ojeando, leyendo, meditando, escrutando fotografías, viejos clásicos o el último best seller.
Hoy, vas a La casa del libro, y no hay un sólo lugar para el acomodo entre tanta estantería verde rotulada. Es como un supermercado, donde ir a comprar lo más rápido posible y salir a la calle.

El librero solía ser un tipo más o menos soñador y sensible, que nunca incomodaba a quien leía en los rincones, por no tener con qué pagar las palbras o simplemente, por el afán de saber que había elegido bien la novela en la que dejarse los cuartos.

Ir a esas librerías es como viajar por decenas de escenarios en unos minutos, en medio del silencio, la placidez y la paz, lejos de donde el mundo comienza a ser mundo, al otro lado de la puerta.

Preciosa la foto, qué gran reflejo de esos ambientes. Un color magnífico. ¡Menuda artistaza!

Hay vuelos a Asturias por 20 euros. Empieza a temblar.

Besote grande.

Dante dijo...

Conozco muy bien el ambiente cultural de Montevideo porque vivi tres años en ese pais. En efecto hay buenas libreris tanto de libros nuevos como de viejos y descaalogados. Los libros fueron parte de mi esceso de equipaje.
Al fin y al cabo es el pais de Onetti, Benedetti o Estrázulas.
Con admiracion por tu eleccion